Se ofrecen como un servicio útil para ciertos segmentos de mercado, start-ups principalmente, y no faltan intentos de vender algo que no es adornándolo con términos novedosos como crowdsourcing. Creo que son malos ejemplos en esta profesión que respeto y me da de comer desde hace 15 años, porque lo que se compra y vende en estas plataformas no me parece diseño o creatividad, aunque nos lo presenten como tal.

Diseño gráfico de mercadillo

Lo que se vende, en muchas ocasiones, son trabajos copiados a toda prisa con pequeños cambios o matices o bien diseños con plantillas libres de copyright, reutilizadas en multitud de ocasiones, en donde la única personalización posible es cambiar el nombre de una empresa o marca por el de otra y lo demás está todo hecho.

Las normas de funcionamiento de los portales no permiten el uso de plantillas prefabricadas y se reservan el derecho a eliminar cuentas de usuarios que las usen. Más parece curarse en salud por parte de la plataforma que otra cosa, porque quienes gestionan y dirigen este negocio también advierten, de forma reiterada, que no se responsabilizan legalmente de los contenidos de las propuestas o proyectos y que no los revisan.

Sólo de esta forma me explico que un creativo haga en un año 1.797 diseños para 169 "concursos" de los que ganó 19, datos reales recogidos al azar de un conocido portal "creativo". Analizando un poco mejor este ejemplo, el creativo realizó una media de 4.9 bocetos al día y dedicó casi 98 minutos a cada uno. Para hacer esta media supongo que trabajó durante 8 horas al día, a lo largo de 365 días, sin vacaciones, festivos, fines de semana y sin ponerse enfermo ni un sólo día. La media de dinero por concurso en este portal ronda los 300 euros, así que es muy posible que el creativo no llegase a ingresar 6.000 euros en este tiempo, algo que me hace pensar que estos concursos fueron unos ingresos complementarios a otro tipo de ocupación... Pero entonces ¿qué tiempo dedicó realmente a cada uno de los 1.797 diseños anuales?

Recomiendo a los clientes aplicar el sentido común, buscar información y valorar si les resulta rentable dejar la imagen gráfica de su empresa o marca a merced de concursos creativos de bajo presupuesto económico. No deberían olvidar que cantidad no siempre implica calidad, que “nadie da duros a peseta” y que a veces “lo barato sale caro”.

Respecto a los creativos de la plataforma no deja de resultarme curioso que la mayoría utilicen pseudónimos, abundando como abundan en esta profesión los "egos" de todo tipo, y que además no sea necesario acreditar titulación académica, currículum o experiencia profesional de ningún tipo. Ganarse la vida con esta profesión de forma digna es posible y dar buen servicio al cliente no puede convertirse en una competición.