Muchas empresas tienen una idea sesgada y equívoca de lo que es el diseño gráfico, saben que el diseño es capaz de mejorar la imagen de su empresa, sus productos o servicios pero lo ven como algo meramente creativo, artístico y en ocasiones frívolo e innecesario. El diseño gráfico ha estado más ligado al ámbito cultural que al empresarial y en general el mundo de la PYME no entiende en qué medida puede beneficiarse del diseño. En este post te contamos como puedes integrar el diseño en tu estrategia de empresa y qué mejoras te puede aportar el hecho de hacerlo.

 

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Todas las empresas desean transmitir una imagen coherente y profesional, sin embargo a la hora de contratar trabajos de diseño gráfico lo hacen de manera puntual y aislada, un catálogo nuevo, actualizar un logotipo, un folleto informativo o una memoria de empresa… sin conexión entre los distintos proyectos gráficos.

Esto ocurre porque la mayoría de las empresas no tienen unos objetivos globales de diseño ni una linea de comunicación gráfica claramente definida en su estrategia empresarial. Para optimizar y rentabilizar al máximo los resultados de diseño la empresa debería tener una política global de diseño que marque los trabajos gráficos que se van a desarrollar a lo largo del tiempo y los objetivos a alcanzar con esos proyectos gráficos.

En cualquier estrategia de empresa se definen los productos o servicios que se lanzarán al mercado, los diferentes públicos objetivos, quienes son los competidores directos e indirectos, las perspectivas de crecimiento a medio y largo plazo, las fortalezas y debilidades de la empresa, etc. Incorporar el diseño a la estrategia empresarial implica definir también qué tipo de diseño necesita la empresa, qué presupuesto tiene para ello, qué quiere transmitir con su imagen gráfica, cómo, cuándo y a quién contratará los servicios de diseño. De esta forma el diseño se vuelve eficaz para la empresa y se convierte en una herramienta empresarial más, capaz de ayudar a conseguir objetivos comerciales y de comunicación definidos previamente.

Cada empresa tiene necesidades específicas de diseño. Algunas se centrarán más en el envasado o packaging de los productos, otras en su imagen corporativa o en la comunicación a través de folletos y catálogos, otras en su página web y su presencia online y otras en su diseño editorial… En cualquier caso, establecer una política global de diseño en la empresa permitirá además ejercer mayor control sobre los resultados obtenidos con los diferentes proyectos gráficos realizados.

Que la empresa tenga una estrategia comercial basada en el precio y en reducir costes no implica suprimir los gastos de diseño. Aunque hablemos de productos o servicios de bajo precio, el diseño gráfico aporta un valor añadido importante en la decisión de compra. La compra siempre tiene un componente emocional y ante un mismo precio económico el comprador se decidirá por el producto o servicio con mejor imagen y que transmita más calidad. La estrategia de bajo precio está pensada para productos o servicios de consumo masivo, dirigidos a mercados amplios y a consumidores con gustos heterogéneos, lo que obligará a usar un diseño gráfico más conservador y formal, que además no encarezca el precio final.

El diseñador puede ayudar a reducir costes de muchas maneras, a través del abaratamiento de los envases o packaging, el uso de formatos económicos y con menor número de tintas para la impresión de papelería comercial, la utilización de papeles económicos y encuadernaciones baratas, el diseño multifunción de folletos por una cara y carteles por la otra, el diseño de invitaciones o felicitaciones digitales para eludir costes de impresión y de envío por correo convencional, el diseño editorial para formatos electrónicos o en pdf que eviten impresión, almacenaje y transporte de libros en papel, etc.

Sin embargo en un mercado cada vez más internacional y saturado no siempre es posible competir por precio. Si la empresa adopta una estrategia comercial basada en la diferenciación el diseño puede jugar una gran baza, ayudando a crear una imagen original y única. Es la linea comercial que mayores posibilidades ofrece para el diseño gráfico ya que la diferenciación se basa muchas veces en la originalidad y la creatividad. A través del diseño se puede lograr la diferenciación en la presentación del producto o servicio, con el packaging, con acabados exclusivos, con el uso de formatos y materiales innovadores…

El diseño también puede ayudar en estrategias comerciales basadas en la segmentación y orientación a nichos específicos de mercado, para productos o servicios que se dirigen a grupos sociales o profesionales muy homogéneos. El diseñador debe manejar amplia información de mercado ya que es básico conocer bien los hábitos de consumo de esos grupos y sus expectativas respecto al producto o servicio. Una opción interesante es trabajar con diseñadores especializados en el sector o nicho de mercado concreto al que se quiere llegar.

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